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KROHNE ofrece más que productos.

KROHNE añade valor.

La historia de KROHNE está estrechamente ligada al empresario Kristian Rademacher-Dubbick: era un artista y no tenía experiencia en tecnología de medida cuando su abuela le pidió que ayudara en la empresa.

Para saber qué impulsaba a los clientes, qué esperaban de los instrumentos, Kristian se fué a visitarles en su bicicleta. Y les escuchó. Esta forma poco convencional del joven creativo fue la clave del éxito empresarial de KROHNE.

Desde entonces, los deseos de los clientes han sido el centro de atención de KROHNE en todo momento. KROHNE ha llevado estos deseos más allá y ha creado soluciones orientadas al cliente y a la aplicación, que aportan un valor añadido real.